
Percebeiro do Roncudo, actor, un montón de artistadas más y sobre todo gran narrador, su blog: www.susolista.blogspot.com
Suso escribe en galego, como habla, como siente, como ríe, como calla, como se bate con el mar en cada jornada a la procura del percebe.
Suso piensa en galego y el galego tiene una musicalidad muy especial y difícil de encontrar al intentar su traducción a otro idioma. Pasa con el castellano, con el inglés... pero es que el gallego (el de verdad, no el que se habla en la tele) es meloso y envolvente de por si, agarimoso (dulce, tierno) que se dice por aquí y único para contar cuentos de destinos.
Cuando encontré a Suso sentí una emoción indescriptible. Volví a escuchar la voz de mi tioabuelo Farruco, con la mismas pausas, las que nos regalaban las tardes de viento y lluvia tras la cocina de leña de su casa; con la misma frescura que las olas del norte se rompen en espuma contra las rocas, y la misma chispa que las piñas estallando en la lareira.
Leyendo a Suso volví a saborear la brona (el pan de maiz con pasas) flotando sobre el colacao en leche de Marola, la vaca rubia gallega, que además tiraba del carro que nos transportaba en verano hasta el prado junto al rio. ¡Qué ciruelas e que leite cortada (yogurt) ahora que lo recuerdo!
Leyendo a Suso, vuelvo, en presente, a ver a cada uno de los personajes que vivían por entonces, pero no sólo los veo si no que siento sus olores y sus abrazos acogiendo a la niña hambrienta de historias que sigue viva en mí.
Así que como comprenderéis desde que descubrí a Suso Lista deseo que su blog amanezca no con un sol, si no con otro de sus cuentos.
Le pedí permiso para publicar en mi blog alguna traducción de sus cuentos, he intentado mantener la composición musical al máximo, pero aunque no lo he conseguido del todo creo que esto llegará para presentároslo. Es su última entrada.
UN HOME E UN DESTINO:

Esto es un chimpín
Segundo López no tiene mas familia que su chimpín, en el que viajaba como si de un coche se tratara. Segundo López, llegó a este pueblo siendo niño, de la mano de un feriante. Segundo López venía siendo de Zamora, según le dijeron a él cuándo empezó a entender. Segundo López se hizo retellador * ya que el mar le daba miedo, y, en poco tiempo, ya era el mejor en su profesión, y, tan bueno era, que donde retellaba, ya se podía dar por finiquitado ese trabajo para la vida, por lo que poco a poco, fue quedando sin trabajo.
Segundo López pasaba todos los días de su vida, tres o cuatro horas en el cementerio, cosa por estos lugares de lo mas normal, solo que a diferencia de los demás, Segundo López no tenía ningún pariente enterrado allí, cómo es de suponer. Iba , atraído por la paz y tranquilidad, y por el colorido que las flores de las tumbas, que lo dejaban en el tiempo que allí pasaba, sumido en un estado de gracia. Y fue así, en ese estado, cuándo empezó a desgranar en su cabeza, que el destino, el destino de todos, efectivamente estaba en las estrellas.
Tenía setenta años, y, por casualidades que la vida tiene, aconteció que, el Día del Carme, hizo falta un hombre para llevar la Santa en la tradicional Procesión Marítima. Allí estaba Segundo López, que sin pisar nunca el mar, llevaba la Virgen del Carme lleno de orgullo y fachenda. Fue a los cinco minutos de embarcar en el “Kaolino”, barco al que correspondía llevar la Santa, cuándo en un pantocazo * del barco contra el mar, algunos perdieron el equilibrio, y, entre ellos, el peor parado fue Segundo López, por que caío al mar por estribor. Fue verlo y no verlo. Se coló para el fondo como se fuera de plomo. Se suspendió la procesión, y durante un par de horas, se miró a ver se aboiaba (flotaba) por aquella zona, cosa improbable, pero justificante suficiente para decir que por lo menos algo se había hecho. Hubo reunión en la taberna, y después de cuatro horas de intercambio de pareceres, se decidió suspender la busca, ya que al no tener parientes, a nadie le iba importar. Pero sobre todo, lo que era evidente, era que todos en el pueblo consideramos que Segundo López acertó de pleno respeto de su destino, y que nosotros no éramos quienes de cambiar esas cosas, las cosas del destino . Su destino, fueron las estrellas, pero las del mar, que dieron buena cuenta de él, y calculamos que en dos meses, ya esas estrellas, habrían comido esos ochenta kilos de destino. Nadie lloró por él, por que de todas maneras, él pasó mas tiempo en el cementerio que cualquiera de los muertos que allí van, y, aún encima lo pasó vivo, por lo que disfrutó de las bondades del lugar. Nadie lloró por él, a no ser, que los chimpíns lloren.
* Retellar: Supongo que en este caso tejar de nuevo, reponer las tejas que vuelan o rompen con los temporales, pero “facer retellos” puede referirse a hacer cualquier tipo de “chapuza “ Retellar = completar.
* Pantocazo: golpe dado por el barco en el agua con el pantoque al cabecear